fbpx
 

LAS VACACIONES Y LAS PAREJAS

LAS VACACIONES Y LAS PAREJAS

black-coffee-1867753_960_720

Después de tanto tiempo secuestrados por la vida cotidiana, las vacaciones son una oportunidad para contagiarse del buen rollo de la estación y compartir de verdad con su compañero/a de vida.

En verano hay parejas que no discuten y, si lo hacen, saben manejar bien sus diferencias. A otras parejas, por el contrario, relaciones que están malheridas, las vacaciones de verano pueden ser la gota que colma el vaso de la relación. Las parejas no se separan después del verano porque compartan más tiempo, como sugiere la creencia pesimista popular, sino porque durante el invierno hay muchos problemas y disputas sin resolver que se guardan en el cajón y se van acumulando.

El verano no produce crisis de pareja pero sí pone en evidencia la crisis que vive camuflada en la rutina diaria.

Pasar una parte de las vacaciones por separado parece la solución apropiada para cauterizar las heridas de las parejas en crisis. Darse un tiempo a solas o con amigos/as ayuda a tomar perspectiva y proporciona la fuerza necesaria para encarar los problemas de fondo o la posible separación si fuera necesario, siempre y cuando, no se hable constantemente con terceros de los problemas relacionales.

Sobre todo, las vacaciones a solas pueden ayudar a oxigenar y favorecer una relación que funciona bien, en especial, si trabajan o pasan mucho tiempo juntos durante el año o si ha habido un elevado estrés a nivel individual y se necesitan unos días para poner el cerebro en equilibrio.

 En pareja, tan importante es tener tiempo para reencontrarse con uno/a mismo/a y salir con las amistades o familiares como preservar un tiempo exclusivo para la relación. El/la compañero/a no puede serlo todo porque eso podría derivar en peligrosas dependencias. Esto se denomina principio de deslinde en psicología de las relaciones y significa saber encontrar el equilibrio entre el yo y el nosotros para seguir avanzando juntos con el mismo compromiso. Si ésta es la opción elegida, es mejor hacerlo al inicio de las vacaciones estivales y, después, volver al reencuentro de la pareja para compartir la experiencia y dedicarse un tiempo extra relajados/as antes de volver a la rutina diaria.

La calidad del tiempo juntos es crucial, más que la cantidad de minutos que se comparte.

 

También, es fundamental el principio de reciprocidad, por lo que a veces será la pareja quien le cuidará y apoyará para que disponga de su tiempo libre en otras será uno/a mismo/a quien se encargue de la logística cotidiana cuando no sea posible hacer la escapada single simultáneamente. Si sólo uno es el generoso será fácil que alguien acabe quemado.

 Sin embargo, hay algunas etapas de la vida en pareja donde no es buena idea viajar cada uno por su lado. Son aquellas en las que se pasa mucho tiempo lejos el uno del otro por las circunstancias vitales o alejados emocionalmente por necesidades personales como, por ejemplo, el deseo de uno o de ambos de alcanzar un mayor desarrollo profesional. Viajar solo también puede topar con alguna piedra del camino que conviene resolver.

A veces, uno de los miembros de la pareja puede vivir esa separación como una pérdida del compromiso. Otras veces, surgen los celos al imaginar una traición o la envidia por desear para uno lo que el otro está disfrutando en ese preciso momento. Es mejor verbalizar con sentido del humor todos estos sentimientos, establecer horarios para conversar y desear un buen viaje a la pareja. Que su compañero/a pueda viajar solo será una muestra de la confianza y la tolerancia necesarias para que la posesividad no termine por asfixiar la relación.

Disfrutar a gusto del tiempo en soledad es el objetivo, pero no hay que situar las obligaciones dentro de casa y las diversiones fuera porque no será de extrañar que la relación se vea afectada y los miembros empiecen a evitarse mutuamente. Las parejas que funcionan bien necesitan separarse pero también reencontrarse con la mejor versión posible del otro cada verano.

 Consejos para superar el verano

 

  1. CAMBIE DE HÁBITOS. Baje su nivel de expectativas. Las vacaciones son momentos de descanso pero también de cambios de hábito. Si algo le molesta, haga propuestas mejor que refunfuñar.
  2. APRENDA A NEGOCIAR. No le queda otra que acostumbrarse a ceder para que ambos tengan su espacio; unas veces se hará lo que usted quiera y otras lo que quiera su pareja.
  3. SEA OPTIMISTA. Fíjese en lo que hace bien el otro. Sonría y diga las palabras mágicas ‘gracias y perdón’. Evite la crítica, el desprecio, la hipervigilancia o el control. Son tumorales para las relaciones. Y, sobre todo, siga la Ratio de Losada, la comunicación óptima es 5:1, cinco frases positivas y una negativa. Por debajo presagia divorcio, por encima, evitación de conflictos… ¿cuál es su ratio?

 

fruta

0 Comentarios

Los comentarios no están disponibles para esta entrada.